¿Es una buena idea disfrazarse para tener relaciones sexuales?
¿Qué tipo de experiencia puedo tener al disfrazarme para tener sexo?
¿Puedo tener sexo con una prostituta llevando yo un disfraz?
¿Es normal que me excite disfrazarme?
¿Para qué disfrazarse para tener relaciones?
Algunos dicen que el sexo es mejor cuando te quitas la ropa. Pero, ¿por qué parar ahí? Cuando añades disfraces y máscaras a la mezcla, las cosas se ponen mucho más interesantes.
En el momento en que te pones un disfraz, es como si entraras en otro mundo en el que puede pasar cualquier cosa, y nadie sabrá nunca quién es realmente esa persona.
¿Y no es eso lo que todo el mundo quiere en la cama? ¿Dejar de lado sus inhibiciones y ser otra persona por una noche? En Argentina, los disfraces para disfrutar del sexo con escorts en Rosario son una combinación perfecta, ya que las mujeres y hombres rosarinos son conocidos por arreglarse mucho cuando salen.
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Deshinibirse y dejarse llevar
Hay muchas razones por las que una persona desinhibida resulta atractiva. Una persona deshinibida es más libre, se lo pasa mejor y que probablemente no te va a juzgar.
Otra razón es que la persona desinhibida tiene una visión más positiva de la vida y ve todo como una oportunidad para divertirse (incluso si se trata de hacer cola en el supermercado). Estos sentimientos positivos pueden ser contagiosos.
Cuando eres desinhibido, es fácil hacer amigos porque la gente querrá salir contigo: eres divertido. ¡No eres aburrido! Y cuando tus amigos vean lo bien que te lo estás pasando, ellos también empezarán a deshinibirse y divertirse más, y entonces esas otras personas también querrán participar en toda la acción (por ejemplo, cuando una amiga empieza a salir a bailar todos los fines de semana con su nuevo novio).
Si el sexo no fuera menos que vestirse (y viceversa), ¿no haríamos todos ambas cosas más a menudo?
De hecho según este artículo del medio colombiano Semana explica que los Colombianos en sus relaciones sexuales toman una media de 47 minutos, algo que podría prolongarse bastante con el uso de disfraces y otros juguetes que alargasen los preliminares, dándole un giro de guión al intercambio.
Un disfraz puede ser liberador
Un disfraz puede ser una forma de expresarse. Un disfraz puede ser una forma de mostrar tu verdadero yo. También puede ser un disfraz que te permite explorar una identidad que normalmente no exploras en la vida cotidiana. Aquello que no te atreves a probar o ser.
De este modo, es posible ver los disfraces y el sexo como dos caras de la misma moneda: ambos son formas de expresarse y a la vez de esconderse detrás de algo que es más que uno mismo.
En muchos sentidos, la mayoría de las veces este tipo de disfraces, sean comprados o bien disfraces hechos de forma casera, son liberadores ya que os permiten a ti y a tu acompañante (o acompañantes) sexual bajar la guardia y sentiros cómodos con el otro sin revelar demasiado sobre quiénes sois como individuos.
Cuando estamos en público, llevamos ropa socialmente aceptable que nos permite mezclarnos con todos los que nos rodean y dar una imagen concreta.
Sin embargo, en casa o en el trabajo, muchas personas eligen ponerse lo que quieren sin tener en cuenta lo que los demás puedan pensar al respecto, pero cuando llega el momento de jugar con tu(s) pareja(s), estas reglas pueden volver a entrar en juego al vestirse juntos antes de salir al mundo de nuevo juntos.
Otras, solo en la intimidad pueden liberarse y vestirse y maquillarse de la forma en la que realmente se sienten, como muchos y muchas transexuales, o de una forma en la que les gusta experimentar y expresarse, como pasa con las DragQueens.
Una puerta a la fantasía
Pueden ser una puerta a un nuevo yo: puede que entre por la puerta con mis viejos vaqueros y camiseta, pero una vez que me pongo el disfraz, es como si hubiera entrado en otra dimensión donde todo es posible. Es como estar en Disneylandia o en Disney World; ¡no hay manera de que vuelvas a tu antigua vida después de visitar esos lugares!
Los disfraces pueden ser una puerta de entrada a una nueva relación porque nos permiten escapar de nuestro yo cotidiano y convertirnos en otra persona, alguien que es más emocionante de lo que realmente somos (o creemos que somos). Cuando nos disfrazamos juntos, podemos probar diferentes personalidades e identidades con nuestras parejas.
Por otro lado, si nos disfrazamos para tener sexo ocasional, o bien contratar los servicios de trabajadores sexuales, también resulta muy liberador.
Juegos de rol y transformar la personalidad
Cuando te pones un disfraz, te transformas temporalmente en otra persona. Y aunque la transformación puede ser física (¡no más gafas o no más barriga!), también es psicológica.
Te haces pasar por otra persona, y eso puede hacer que te sientas más atrevido de lo normal con tu pareja o la chica con la que estés teniendo sexo en Suba (Colombia) u otro país de Latinoamérica, donde además son muy populares los hoteles por horas, que a menudo están decorados con distintas temáticas que facilitan jugar y fantasear mucho mas.
Esto se debe a que los juegos de rol abren la posibilidad de sentirse como una persona diferente en el plano sexual, lo que puede dar lugar a nuevas experiencias para ambos durante el sexo.
Por ejemplo es una práctica bastante popular la de disfrazarse de mascota y comportarse como tal, de modo que, en este juego de rol, la otra persona es tu dueño, quien te cuida, alimenta, da mimos y también te castiga si te portas mal…
Sentirte más cómodo con tu cuerpo
Esta es la principal razón por la que la gente los adora, especialmente aquellos que se sienten acomplejados por su cuerpo.
Los disfraces pueden ayudarte a superar ese miedo y a abrazar tus curvas, con sus «imperfecciones» y todo lo que te cuesta aceptar de tu físco. De hecho, muchas personas que nunca han llevado un disfraz descubren que les ayuda a tener más confianza en sí mismas y en su cuerpo.
No hay mejor manera de sentirse sexy que llevar algo que te haga lucir bien. Llevar un disfraz te dará más confianza para mostrar tu cuerpo de nuevas maneras, en este caso vistiéndote de otra persona (pero dejando que la gente sepa que sigues siendo *tú*). Puede que incluso te rías de ti mismo por lo divertido que te parece el disfraz en *tú* en lugar de en otra persona.
Si es la primera vez que usa disfraces, es importante saber cómo puede afectar a la imagen corporal.
Los disfraces te permiten dejar de lado las restricciones sociales sobre tu aspecto físico y expresarte de una manera nueva. Personas que han luchado contra la dismorfia corporal y los trastornos alimentarios, han descubierto que llevar disfraces me les ha ayudado a sentirme más cómodas en su propia piel, al tiempo que ha añadido un elemento de juego de poder en el sexo.
Puede que pienses: «Vaya, ¿no es eso un poco espeluznante?» Bueno… ¡sí! ¿Pero no es ese el objetivo? Los disfraces están pensados para provocar una reacción en quien los ve, y una vez que empiecen a ver gente vestida así por todas partes y se haga cada vez más común esta práctica entonces sus sentimientos al respecto también cambiarán con el tiempo. De hecho, mucha gente ya se disfraza o lleva años disfrazándose para Halloween.
Aunque los disfraces y el sexo pueden parecer una combinación extraña, en realidad hay mucha coincidencia entre ambos. Los disfraces sirven para sentirse cómodo con uno mismo (y con su cuerpo) de una forma que no podría hacer sin ellos. Esto puede ser especialmente valioso para las personas que tienen algún tipo de vergüenza corporal o ansiedad sobre su apariencia.
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